Se acerca la nueva elección de Representantes a la Cámara y Senadores de la República. Los aspirantes suelen acordar estrategias en conciliábulos, para seducir a sus potenciales electores. Pero ante la crisis de credibilidad, legitimidad y confianza que percibe el pueblo; por el incumplimiento de sus compromisos; se ha generalizado, que no hay nada que hacer para transformar el panorama administrativo, económico, social, ético, cultural y político reinante. El desafío de los votantes, debe ser reaccionar, para decidirse a elegir a los mejores hombres y mujeres bolivarenses.
Ya que el artículo 133 de nuestra Constitución, contempla que, “los miembros de los cuerpos colegiados de elección directa representan al pueblo, y deberán actuar consultando siempre la justicia y el bien común… El elegido es responsable políticamente ante la sociedad y frente a sus electores del cumplimiento de las obligaciones propias de su investidura”.
Por ello es indiscutible, que nuestros congresistas, no vienen cumpliendo fielmente con sus obligaciones, existiendo un descontento generalizado por las decisiones impopulares que la inmensa mayoría de los Senadores y Representantes a la Cámara de origen bolivarense suelen tomar. No cabe duda, que les ha faltado grandeza, por su escaso liderazgo, trabajo en equipo con los gobernantes y Organizaciones Sociales y mayor capacidad de gestión parlamentaria en el ámbito nacional e independencia mental al ejercer el control político y al votar los Proyectos de Ley.
Se requiere que nuestros congresistas incidan más en las decisiones que se toman y que su labor se refleje en beneficio de la ciudadanía que los elige y empodera. Porque hasta ahora han sido, inferiores al reto y responsabilidad que el pueblo les encomendó. Por eso, sería significativo, que periódicamente rindieran cuentas claras de su gestión.
Muchos candidatos y candidatas, suelen hacer planteamientos sin consultar ni interiorizar realmente los requerimientos de la gente. Lo peor es que se quedan en la simple crítica, en el diagnóstico vacío de la problemática existente o en el solo discurso; pero no fundamentan con profundidad el diseño de las políticas públicas efectivas, las estrategias y actuaciones administrativas que implementarán, los mecanismos presupuestales a aplicar ni las compañías que tendrán para enfrentar y solucionar el cúmulo de necesidades insatisfechas.
No debemos seguir apoyando candidaturas cuya única carta de presentación sea el poder económico, el abolengo o el respaldo politiquero condicionado. Pues la actividad política debe enaltecer y no envilecer a los dirigentes y gobernantes. Luego, es injustificable que los electores, nos volvamos a equivocar en la decisión de elegir, sólo a aquellos candidatos verdaderamente comprometidos con las comunidades. Este es el momento histórico propicio para que el elector reflexione y tenga la oportunidad de
analizar la trayectoria, talante y sensibilidad social; con el firme propósito de discernir con claridad, antes de votar por una de las diversas opciones hacia el Congreso Nacional.
Es evidente, que cambiar el modelo de elección dominante en Cartagena y Bolívar no es fácil, porque la influencia de los caciques políticos y de los llamados financistas, se ha enquistado no sólo en las esferas de la administración pública, sino también en la privada; e incide significativamente en la toma de decisiones y acciones emprendidas a todo nivel.
Pero es inaplazable intentar el cambio en las prácticas políticas, porque requerimos dignificar el ejercicio de la política y el desempeño de los cargos públicos; rescatando así los buenos modales y costumbres perdidas; erradicando la crisis de representatividad.
El gran reto y responsabilidad histórica que tienen todas las Fuerzas Vivas de Cartagena y Bolívar; en especial, la Dirigencia Comunal, Social y Comunitaria. Es diseñar, construir e implementar con urgencia una estrategia efectiva, que conduzca a liderar un Movimiento Determinante en el seno de las bases populares, para no dejarse marginar de las grandes decisiones que redunden en beneficio del pueblo cartagenero y bolivarense y asumir una clara y reflexiva posición.
Benjamín Maza Buelvas.