Las autoridades competentes de Cartagena, deben encarar con la seriedad y profundidad que la gravedad del asunto a merita, el tema de los valores humanos y la actitud de la familia; como agente educativo esencial; ya que existe una rotura de valores sociales en las relaciones del núcleo familiar. Está probado que sólo cuando la familia sea sana y conviva armónicamente, la Sociedad lo será verdaderamente; por ser ésta el núcleo fundamental de la misma. Nada justifica tanta intolerancia y agresividad en las relaciones interpersonales, que conllevan a tanta inseguridad.
Los especialistas en esta materia, sostienen que los males que aquejan a la humanidad, inician en el seno familiar, y aseguran que la Paz, comienza también en la familia. Es sabido, que si en el hogar, aprendemos a sentir vergüenza y a ruborizarnos por las malas acciones. Y si lo malo nos causa bochorno, es porque existen indicios inequívocos de la presencia del sentimiento de lo ético y moral. Eso significa tener dignidad, decoro y pundonor.
La familia debe orientar a los niños a que aprendan a ser tolerantes, a resolver sus conflictos de manera civilizada y sean capaces de manejar sus emociones para no hacer ni hacerse daño, por falta de control. Rescatando el amor, el diálogo, el afecto, el elogio, la honestidad, el respeto, la disciplina, la solidaridad y la responsabilidad como motivo de orgullo y no de afrenta. Pero las estrategias que corresponda implementarse, no es una tarea sólo de la familia, debe ser una responsabilidad de toda la sociedad, liderada por el gobierno y el mismo Estado. Por eso, urge el incremento significativo del Presupuesto y de los recursos suficientes para Inversión Social y Humana en Educación, Cultura y oportunidades de trabajo; debido a que con sólo medidas paliativas, jamás se superará la Inseguridad.
La Escuela es la prolongación del Hogar, por lo cual debe existir fluida interacción entre ella y la familia. Pero hay que ser respetuoso de las jerarquías y recuperar el uso de las normas de cortesía desde la familia, la Escuela y en el ámbito de la Sociedad. Urge entonces, el fortalecimiento de los ambientes ciudadanos, mejorando las relaciones interpersonales, con el propósito de contrarrestar los brotes de intolerancia, fomentar la concordia y armonía.
A los niños, niñas, adolescentes y jóvenes; hay que mantenerlos ocupados en actividades formativas, productivas y significativas; debido a que mientras se siga inculcando a la presente y futuras generaciones, que el dinero es el único valor; será muy dispendioso fomentar e interiorizar el cambio de comportamiento.
Pero el Gobierno Distrital tampoco ha cumplido con su función de diseñar, construir, definir e implementar una verdadera política pública en valores sociales, que conduzca a solucionar esta problemática. Porque se evidencia que los principales detonantes y reflejos de la Inseguridad y Violencia son la Desocupación, la Inequidad e Injusticia Social, la falta de oportunidades y de espacios; donde los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos; puedan lograr su Proyecto de Vida.
Nuestros gobernantes tienen la obligación y responsabilidad histórica de estructurar y direccionar en forma concertada, la aplicación de normas básicas de convivencia. Y las propias familias, deben intentar superar sus diferencias civilizadamente, debido a que la prevención es siempre la mejor opción. Este reto debe asumirlo y liderarlo la Alcaldía Distrital en forma transversal. A través de la Secretaría del Interior y Convivencia Ciudadana, Distriseguridad, Secretaría de Participación y Desarrollo Social, Secretaría de Educación, Escuela de Gobierno y Liderazgo, el Dadis, Ider, Ipcc, Alcaldías Locales, etc. Naturalmente, con la capacidad de gestión y liderazgo del Alcalde Distrital en ejercicio. Quien debe demostrar voluntad política y compromiso, ya que el poder y la autoridad son para ejercerlos.
Esta gravísima crisis se afronta, no solo mediante la aplicación de medidas asistencialistas, de tipo policivo y judicial, o con Charlas, Talleres y Seminarios de Resocialización; sino mediante la toma de decisiones estructurales; erradicando los factores causantes. Interiorizando y aplicando el cambio de actitud; logrando así, que el mejoramiento de la calidad de vida, sea parte integral de la Misión y Visión de una buena Administración, y no un simple valor agregado.
Autor: Benjamin Maza Buelvas.
Para: Noticartagena.