Jamás el gobierno ni menos el pueblo colombiano consciente, coherente y consecuente, debe permitir ni acepar; que el interés personal, el interés particular, el interés económico ni politiquero; se superponga al interés común y general de toda la Nación.
Colombia quiere y requiere la Paz, pero ya, señor Presidente Santos, señores de las Farc-Ep, del ELN y del NO a la Paz. Por eso, es acertado, que el Presidente asuma y ejerza con firmeza y buen tino sus competencias constitucionales y legales; para concretar rápido el diálogo civilizado y productivo con los promotores del NO, para que se sienten pronto las Comisiones Negociadoras; con el propósito de intentar hacer las aclaraciones y ajustes que sean pertinentes, viables y conducentes del Acuerdo, que verdaderamente le sirva a todo nuestro país. A pesar que las partes están convencidas de que lo acordado en La Habana contiene las reformas y medidas necesarias para sentar las bases de una Paz, que garantiza el fin del conflicto armado de 52 años que ha dejado 220.000 muertos. Tanto el gobierno como las Farc-Ep, han anunciado que abren la puerta a “ajustes y precisiones que sean viables”, a partir de las propuestas concretas de quienes promovieron y votaron NO.
El señor Presidente Santos, no debe dudar en actuar con sensatez y madurez política y humanitaria, teniendo siempre como núcleo las víctimas del conflicto; porque necesitamos apurarle a la construcción de una Paz Estable y Duradera y ojalá plena. Ya que al retomarse el proceso de diálogo público y próxima negociación entre el gobierno y la guerrilla del ELN en el Ecuador, se acerca la construcción de una Paz mucho más amplia en Colombia, debido a que en la Paz SÍ cabemos todos y todas sin discriminación ni exclusión alguna. Pero infortunadamente, ya se han hecho varias reuniones y no se ha avanzado prácticamente en nada concreto. Y hace pocos días, el ex Presidente- Senador Uribe publica unas propuestas que en su inmensa mayoría están contempladas en el Acuerdo Final y otras que son inviables. Lo cual entraba y podría extender el diálogo en algo interminable.
El gobierno con las Farc-Ep, pidieron oportunamente a la ONU mantener en el país la Misión que coordina y verifica el cese del fuego bilateral y de la cual hacen parte también el Gobierno y las Farc-Ep., hasta el 31 de octubre, lo cual podrá prorrogarse indefinidamente. Pero no por mucho tiempo. Tenemos que lograr consenso y fortalecer la unidad de todos los sectores. Porque urge la implementación del Acuerdo que ponga fin a este funesto conflicto armado. Es claro que el acuerdo Final es lo que puede conducir a la Reconciliación, la Convivencia, la Democracia, la Inclusión, la Equidad y la Justicia Social. Entonces acabar con el Acuerdo de la Habana, sólo porque no le gusta y esté hecho a la medida de Uribe y sus seguidores; no se justifica y sería un error irreparable modificarlo. Este Acuerdo Final que ha recibido tantos apoyos de la comunidad Internacional, de la Corte Penal Internacional, de todos los Organismos Mundiales y todos los jefes de Estado y de gobierno del Universo, porque está bien diseñado y corresponde
a los parámetros del derecho internacional humanitario, no es viable cambiarlo. Pensamos que pese a la incertidumbre en la que quedó la implementación del Acuerdo Final después del Plebiscito, el Premio Nobel de Paz otorgado al Presidente Santos podría ayudar a reactivar el proceso y consolidar el respaldo de la comunidad nacional e internacional, para cristalizar la lucha que con tanto tesón y compromiso ha demostrado el Presidente Santos.
En ese sentido, es importantísimo que las personas que no se han apropiado y asimilado las bondades del Acuerdo lo hagan a conciencia, no dejándose influenciar ni engañar por mentiras y distorsiones de la realidad. Sin descartar la apertura de instancias de diálogo y concertación; seguir profundizando las multitudinarias marchas en todo el país en las que, jóvenes y víctimas principalmente y la ciudadanía en general, están exigiendo que se concrete rápido el Acuerdo, para su oportuna aplicación, para bien de Colombia y su gente.
Autor: Benjamín Maza Buelvas.