El Departamento Nacional de Planeación, ha revelado que Cartagena de Indias, es la Segunda ciudad Capital, con mayor Pobreza Monetaria y Exclusión Social en nuestro país. Según dicho estudio, sólo superamos a Quibdó. Las causas principales son el desempleo galopante, la desocupación, el subempleo, la informalidad, la falta de oportunidades y en general; la poca Inversión Social.
Teniendo en cuenta que el índice de pobreza multidimensional se construye con las realidades educativas; salud; trabajo y servicios públicos domiciliarios; niñez y juventud; y las condiciones de la vivienda. Ello indica que ahondando en dicho informe, estamos muy mal en el avance hacia el bienestar y desarrollo sostenible. Por eso, el Modelo de Distrito Especial que queremos, debe tener unos objetivos específicos con sus tiempos, lo mismo que fuentes viables, desde lo constitucional, legal, jurisprudencial, fiscal, administrativo y político para poder lograrlos efectivamente.
Esto es explicable, porque el pueblo está al borde de la exasperación, por la escasa Inversión Social y Humana; que tradicionalmente se ha venido ejecutando. Es inexcusable incrementar los recursos de Inversión Social, complementarlos con mayores recursos provenientes del departamento y de la Nación; para lograr el mejoramiento de la calidad de vida de la gente pobre y vulnerable.
La problemática de Cartagena es tan grave y compleja que el Alcalde Distrital, Manuel Vicente de Jesús Duque Vásquez, tiene la imperiosa necesidad de ser más Incluyente; con el fin de poder diseñar e implementar Políticas Públicas de Inversión Social. Tomar concertadamente con las Fuerzas Vivas del Distrito, decisiones cruciales que conduzcan a su efectiva superación; con el fin de poder empezar a evidenciar sin más dilación, los resultados esperados.
Las formas flexibles de contratación en Colombia, como las OPS, las ocupaciones por cooperativas de trabajo, los contratos temporales, los contratos de aprendizaje, la tercerización laboral, las bolsas de empleo, entre otras modalidades; son alternativas indignas que perjudican el trabajo productivo y decoroso. Pues no garantizan el cumplimiento de sus derechos, su estabilidad y prestaciones sociales.
Se requiere enfrentar con buen criterio y con la máxima unión de voluntad política y administrativa; los problemas que afectan a la gente; priorizando la lucha para derrotar la pobreza y sus asfixiantes flagelos del Desempleo, la Inseguridad, la crisis en la Calidad de la Salud y de la Educación Pública, los malos y caros Servicios Públicos Domiciliarios, el descuido a la Niñez y la Juventud, la baja cobertura y calidad de Vivienda Digna, los problemas de Infraestructura Vial y de Movilidad Urbana, la concreción de los Macroproyectos, el retroceso del Proceso de Descentralización y de Participación Ciudadana, etc. En fin, la Pobreza se derrota es con Inversión Social.
Para la solución de estos problemas, es imprescindible la participación decidida de la ciudadanía, liderada y orientada por el Alcalde Distrital, los Concejales, los Ediles, las Organizaciones Comunales y Sociales, las Mujeres, la Juventud, etc. No más retraso, es preciso aunar voluntades con todos los sectores dolientes y comprometidos en salvar a Cartagena. Para ello, se necesita dignificar el ejercicio de la política y el desempeño de los cargos públicos, procurando cambiar la conciencia de las personas, recuperar la credibilidad y liderazgo perdido, la confianza en nuestros gobernantes y en nuestras instituciones. No dudemos más que la educación y cultura es la clave, para la evolución, interiorización y transformación del nivel de conciencia de la ciudadanía, cuyo proceso debe iniciarse en las mismas comunidades donde vive y convive la gente.
Probado está, que mientras no haya Trabajo en Equipo entre el accionar de los gobernantes con su clase dirigente, no se cristalizarán las Inversiones, Obras y Servicios que la ciudad demanda. Respetando recíprocamente, los fueros de cada quien. Tanto el Distrito como los empresarios deben comprometerse con el pueblo, en soluciones estructurales y no contentarse con medidas paliativas o con contentillos, como los subsidios o auxilios que sólo alivian las angustias coyunturalmente.
Benjamín Maza Buelvas.