En nuestro sistema político, son los jefes de los partidos y movimientos políticos, quienes tienen la facultad de entregar el aval a los aspirantes a cargos de elección popular. Pero infortunadamente, no se hace teniendo en cuenta la preparación, la capacidad, la trayectoria, el liderazgo, la vocación de servicio y el compromiso con el ejercicio de sus funciones y competencias; sino atendiendo al parentesco, el abolengo, la casta social, el poder económico y los pactos establecidos por el Candidato con sus financistas o jefes políticos. Estas prácticas sólo se pueden transformar, si el elector se decide a elegir a los mejores.
Por ello, faltando apenas 45 días, para la realización de la elección del Congreso, para un nuevo período de 4 años. El pueblo cartagenero, bolivarense y colombiano; tiene la indelegable e imperiosa responsabilidad histórica, de elegir el domingo 11 de marzo, a buenos Representantes a la Cámara y Senadores de la República. Es decir, tenemos la inexcusable e inaplazable oportunidad de elegir en este momento crucial y propicio un buen Congreso; que encarnen verdaderamente los méritos y calidades necesarias y suficientes, que debe exigirse a los Candidatos y Candidatas; que merezcan ostentar tamaño empoderamiento y dignidad, de ser voceros genuinos del pueblo en el Congreso del país.
No dejemos de votar, ni vendamos el voto. Porque después no tenemos autoridad ética ni moral, para quejarnos en los tertuliaderos por los malos gobiernos. Lo que hay es que reflexionar con sensatez y no continuar equivocándose al elegir a nuestros Congresistas, ni seguir votando por los mismos con las mismas mañas de siempre. Votando masivamente, podemos tomar la decisión que nos conduzca a elegir auténticos voceros del pueblo. Tenemos que votar siempre a conciencia, con madurez política, con independencia mental y con la convicción de acertar con la mejor opción.
Con tanta polarización en la que mantienen inducido al país, hay que aprender a diferenciar a qué partido o movimiento político pertenecen los Candidatos, ya que una gran cantidad de Congresistas, no actúan autónomamente, en consonancia con sus atribuciones y lo que realmente necesitan y merecen los diversos sectores de la Nación; sino conforme a sus interese personales, de grupo, partido o sector económico y social que defiende. Sin importar la suerte de la inmensa mayoría de la presente y futuras generaciones. Ya que son los mismos con las mismas o en cuerpo ajeno, quienes han venido gobernando a Colombia.
Tengamos preséntela dilatación y saboteo a importantes temas, como la implementación del acuerdo de Paz. Y en el caso de Cartagena y Bolívar, no articulan ni armonizan su gestión con la de los Gobernantes. Ni siquiera asumen posiciones en torno a la grave crisis que padece Cartagena y varios municipios de Bolívar. No Rinden Cuentas Claras de sus actuaciones en el Congreso. Entonces, esto tiene que cambiar en forma estructural e integral, para lograr combatir con éxito la corrupción galopante, la impunidad selectiva, la falta de oportunidades, la problemática de la salud y educación, la pobreza, la exclusión, la inequidad, inseguridad e injusticia social.
Olvidemos la costumbre de votar sólo por familiaridad, simpatía, amiguismo, promesas, estirpe social, económica, cultural, religiosa, racial, grupo político o de género. Tampoco por los que simplemente dicen preocuparse por tus necesidades o las de tu comunidad. Eso no es suficiente ni significativo. Se requiere voluntad política y evidenciar los resultados. Necesitamos elegir a legítimos representantes del pueblo; que no se tuerzan, que no se eliticen, que no sólo se preocupen, sino que se ocupen de solucionar adecuadamente la problemática general y particular del pueblo que lo eligió y empoderó. Tengamos presente que en cada elección nos jugamos una vez más, el curso colectivo de nuestras vidas.
A nuestros Congresistas les ha faltado liderazgo y grandeza, porque no existe sinergia, no planifican ni aplican el trabajo en equipo, con los gobernantes ni con el pueblo que los elige, les falta rodearse de ideólogos y estrategas que los asesoren bien, para garantizar capacidad de gestión y efectivos resultados en la presentación y aprobación transparente de los Proyectos, Macroproyectos, Obras y Servicios aplazados indefinidamente. Por eso y mucho más, es que nuestro pueblo no debe improvisar más en la elección de buenos Congresistas de la República. No hay que dejarse manipular con falsas promesas, cizañas ni mentiras; como una mala estrategia para captar votos y burlarse después de la gente. Ojalá las campañas se desarrollen mediante la confrontación dialéctica de ideas, erradicando la guerra sucia.
Por: Benjamín Maza Buelvas