La transformación de las prácticas políticas, administrativas, culturales y éticas existentes en Cartagena; es inaplazable. Para lograr enrumbar esta ciudad y sus corregimientos por buen camino. Sin embargo, en medio de la crisis, que nos afecta, la confusión y el desequilibrio institucional; contamos con reservas progresistas, democráticas y humanistas que permiten asegurar; que Cartagena sí puede arreglarse; concertando e implementando verdaderas políticas públicas que garanticen mejorar y avanzar hacia metas de progreso, desarrollo armónico sostenible y competitivo. Entonces vale la pena promoverlas y adelantar un proceso de construcción de unidad; que diseñe, oriente, coordine, articule, armonice y lidere; el cumplimiento progresivo y transparente de los distintos compromisos que tiene el Estado y el gobierno con el pueblo, sin exclusión ni discriminación ninguna.
En ese sentido, ya se notan las precandidaturas a la Alcaldía Distrital, de: Jorge Cárcamo, Armando Córdoba, Andrés Betancourt, Nausícrate Pérez, Julio Carrascal, Édison Lucio Torres, David Múnera, Nabil Baladi, William García, Fernando Araújo, Arango Bacci, Yolanda Wong, Ramiro Cuadro, Jaime Hernández, entre otros. Quienes han reconocido públicamente su intención de ser Alcalde Distrital, en el próximo período institucional, 2020 – 2023. Para el cual además se elegirán, Gobernadores, Diputados, Concejales y Ediles en toda la Nación. Lo que es claro, que dicha decisión la debe tomar responsablemente la inmensa mayoría de los electores. Porque el poder legítimo no está en el candidato, en las maquinarias políticas, en el sector gremial o empresarial, en los financistas, ni en el gobierno de turno. El poder legítimo, está siempre en la decisión del voto popular.
Recordemos que el instrumento más poderoso que nos brinda la Democracia Participativa, es el voto, para elegir y ser elegido. Por ello, existe la inexcusable necesidad de despertar, reaccionar y cumplir con el indelegable derecho de no improvisar, no equivocarse, ni dejar de votar. Las cizañas, mentiras, engaños y falsas promesas no deben prevalecer. Las ciudadanías libres, deben asumir el reto y la responsabilidad histórica de reflexionar, discernir y elegir consecuentemente, la mejor opción de gobierno. Por eso, la unión y acción, es la solución. Lo que indica que es imprescindible unirnos, organizarnos, indignarnos y accionar, votando masivamente. Porque si no, seguiremos sumidos en el marasmo y flagelo de la corrupción y la pobreza, soportando estoicamente el continuismo de gobernantes impuestos, escogidos en conciliábulos y carentes del más mínimo contenido social y humano.
No podemos seguir eligiendo a los mismos con las mismas, o a los mismos en cuerpo ajeno. El Alcalde o Alcaldesa; debe tener visión de futuro. Con liderazgo, independencia, autonomía, humildad, capacidad de gestión y trabajo en equipo; para tomar decisiones, gobernar sin ataduras, para obtener buenos resultados. La ciudadanía, debe analizar, evaluar y calificar cuánto sabe un candidato del cargo que va a desempeñar. Porque la falta de formación, trayectoria, experiencia y de un buen Equipo Multidisciplinario. Además, de la carencia de voluntad política y de herramientas administrativas y presupuestales; son elementos que restan mucho. Porque una cosa es aprender la teoría y otra muy distinta y necesaria la práctica. Sin embargo, es peor cuando no se tiene formación, no ha aprendido tan siquiera la teoría y se es novato en el manejo de los asuntos públicos.
Así se corre el riesgo de cometer un sin número de errores, generalmente irreparables, o simplemente delegan el poder en los Asesores. Es decir, “el poder detrás del trono”. Importa mucho saber también, quiénes son sus financistas, familiares, acompañantes y asesores. Porque de ello depende muchísimo las decisiones que se tomen. Dejemos de votar únicamente, por amiguismo, familiaridad, promesas o simpatía. Tenemos que luchar por recuperar la credibilidad, la legitimidad, la estabilidad, la gobernabilidad y la confianza perdida en la mayoría de nuestros dirigentes e instituciones; eligiendo a buenos Gobernantes y representantes en las Corporaciones Públicas.
Por: Benjamin Maza Buelvas