Las autoridades competentes de Cartagena y Colombia en general, deben enfrentar con la seriedad y profundidad que la gravedad del asunto amerita, el tema del desempleo y desocupación en toda nuestra Nación. Comprobado que sólo cuando la familia sea sana y conviva armónicamente, la sociedad lo será también; por ser ésta el núcleo fundamental de la misma. Pero ello es posible, si sus integrantes, logran solucionar sus necesidades básicas. A pesar que nada justifica tanta intolerancia en las relaciones interpersonales, que conllevan a la violencia e inseguridad en el país.
Es innegable que el desempleo y la desocupación sigue siendo el mayor problema que sufre nuestra sociedad, golpea a los adultos y en mayormente a los jóvenes y mujeres. Por lo que el esfuerzo del Estado y las iniciativas del Gobierno Nacional y los entes territoriales; deberían enfocar sus objetivos de política pública laboral y de seguridad social; en la disminución significativa de este gravísimo flagelo; porque durante muchos años, el desempleo y desocupación, ha sido el peor azote que padece el pueblo colombiano. Principalmente la población pobre y vulnerable.
Mientras nuestros gobernantes y dirigentes no demuestran interés por resolver este problema; los monopolios, las multinacionales, los grandes industriales, comerciantes, multinacionales, inversionistas y capitalistas; aprovechan la crisis para despedir trabajadores, precarizar los salarios, obtener excepción y rebajas de impuestos y convenir concesiones y privatizaciones. Siendo el desempleo y desocupación en criterio de los expertos, uno de los principales detonantes de la violencia e inseguridad que debe combatir el Estado. Debemos interiorizar que en nuestra Constitución, el trabajo es definido como una obligación social y un derecho fundamental que goza de la protección especial del Estado, donde toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones justas, dignas y decentes.
Tanto el Estado como los empresarios, deben comprometerse con el pueblo, en soluciones estructurales e integrales y no contentarnos con medidas asistencialistas o con contentillos, como los subsidios o auxilios que sólo mitigan las angustias coyunturalmente. Pero no solucionan la problemática de fondo. Recordemos que el gobierno suele conceder a los empresarios exenciones de impuestos de rentas, subsidios, descuentos, deducciones, compensaciones, rebajas y otras gabelas tributarias para fortalecer la creación de empleo productivo, lo que generalmente se convierte en un saludo a la bandera; implementando sólo medidas paliativas que no solucionan la problemática.
Hay que erradicar la costumbre empresarial de exigir al Estado la privatización de las utilidades y la democratización de las pérdidas. Con tantos hombres, mujeres y jóvenes inactivos, la ilegalidad, la prostitución y la corrupción, tienen con qué hacer su caldo de cultivo. El desempleo y desocupación, genera violencia en Colombia, porque conlleva a los brotes de inconformidad, descontento y deterioro de la actitud de las personas. Así que no olvidar, que a mayor cantidad de personas trabajando, mayor consumo; a mayor consumo, más utilidades; a mayor utilidades más impuestos pagan las empresas; a mayor pago de impuestos de las empresas, mayor utilidad fiscal, y a mayor utilidad fiscal; más recursos para utilizar en redes sociales, en reformas y en la realización de nuevos proyectos.
No se justifica que muchísimos jóvenes y mujeres, sus padres hagan tantos sacrificios para alcanzar títulos profesionales. Para después deambular por las calles, sin oportunidad para desempeñar su profesión. Sintiéndose desesperado y frustrado por no hacer realidad su proyecto de vida. Debido a que nuestro país ha mantenido una de las mayores tasas de desempleo en América Latina. Y los jóvenes profesionales de estratos bajos sufren este castigo con particular intensidad. La creación de empleo digno y decoroso, debe ser prioridad UnoA del gobierno Central, de Gobernadores, Alcaldes y del sector empresarial.
Porque indiscutiblemente, nuestra Nación es la campeona del desempleo, la desocupación y falta de oportunidades. Con este panorama, de alarmante desempleo y desocupación en todos los sectores de la economía nacional; si verdaderamente existiera coherencia y compromiso de la clase gobernante y dirigente de Colombia, deberían llegar a una concertación y acuerdo fundamental con los empresarios, los industriales, los comerciantes y las centrales obreras; lideradas por el Presidente de la República en ejercicio.
Por: Benjamín Maza Buelvas