Derrotemos la corrupción votando 7 veces sí

El próximo domingo 26 de agosto, todas y todos los ciudadanos colombianos, tenemos el imperativo histórico de votar 7 veces SÍ, en la Consulta Anticorrupción, con el firme e irrenunciable propósito de derrotar a los corruptos y someter a la clase política al estricto control de la ciudadanía. Porque la corrupción es el problema político, económico, administrativo, social, cultural y ético más grave que afecta a nuestra Nación.

Tanto que se practica en todos los sectores de la sociedad sin ruborizarse. Pero si la inmensa mayoría del pueblo, se decide votar masivamente SÍ los 7 puntos de la Consulta. Podemos extirpar la corrupción como sociedad y Estado, o al menos, reducir al máximo sus índices hasta niveles de países desarrollados, y seguramente seremos un país consciente, consecuente, crítico, educado, desarrollado y cambiante. Construyamos esa civilidad que tanto necesitamos, pero de la cual debemos y merecemos hacer parte, sin exclusión ni discriminación alguna de estrato o partido.

Es sabido, que para votar la Consulta Anticorrupción, no existe campaña masiva, transporte, compra-venta de votos ni ofrecimiento de prebendas por los politiqueros de siempre. Sólo es necesario la voluntad limpia y honesta de la ciudadanía libre y decente, el deseo de cambio del pueblo honrado, dispuesto a que los corruptos respeten y cumplan las reglas impuestas por el querer popular. La campaña debe ser limpia, respetuosa, con argumentos convincentes, voluntaria, en unidad sincera y orientada a seducir y convencer a la familia y amigos principalmente.

Comprobado que la corrupción existe en todo el país, tanto en el sector público como en el privado. Pero en la Región Caribe y particularmente en Cartagena, son más notables los escándalos de corrupción, en los últimos años. Es inconcebible, que algún ciudadano deje de votar, o no vote SÍ los 7 mandatos de la Consulta. Es mentira que la Consulta Anticorrupción es un gasto innecesario, porque todas esas normas ya existen o las puede aprobar el Congreso. La verdad es que esas normas no existen, porque el Congreso siempre las ha hundido. Durante 4 años los promotores de la Consulta presentaron el Proyecto y en más de 8 ocasiones lo negaron. La Consulta, es la mejor inversión, porque con ella se rescatan los 50 billones que se roban los corruptos anualmente, según la Contraloría General. Entonces, la Consulta Anticorrupción es la mejor opción.

Porque tenemos que derrotar a los corruptos votando: SÍ a la Reducción de salario de congresistas y altos funcionarios del Estado; SÍ a que los corruptos paguen con cárcel y a prohibirles seguir contratando con el Estado; SÍ para que los procesos contractuales del Estado sean transparentes en todo el país; SÍ a la construcción de los presupuestos públicos con la participación de la ciudadanía; SÍ a que los congresistas rindan cuentas de su asistencia, votación, gestión y resultados, así como lo hacen los funcionarios de otras ramas del poder; SÍ para que los políticos hagan públicas las propiedades e ingresos injustificados y extinguirles el dominio; sí para evitar los atornillados en el poder, limitando sus periodos a máximo 3 en las corporaciones públicas. Luego, los ciudadanos debemos votar SÍ la Consulta Anticorrupción, privilegiando el Bien Superior de todos los colombianos.

La ciudadanía libre tiene que unirse, organizarse, indignarse, emprender una profunda campaña de concientización del pueblo, para que comprenda que existe el imperativo histórico y moral de extirpar la corrupción política y de todo orden en el país. Decisión que no favorecerá solamente a los promotores en particular, sino a toda la Nación, porque además de acabar con este horrible flagelo, los recursos que dejen de robarse se invertirán en la solución de la grave problemática social y humana que nos afecta. Todos los Servidores Públicos también pueden hacer campaña por la Consulta Anticorrupción. Por ello, es inexcusable e inaplazable, que derrotemos la corrupción en la actividad política. Se necesita dignificar el ejercicio de la política y el desempeño de los cargos públicos, procurando rescatar la credibilidad, la legitimidad, la confianza y el liderazgo perdido.

Por: Benjamín Maza Buelvas
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