Este 1 de junio, se conmemora la Fundación de Cartagena de Indias, 1533 – 2017. Son 484 años de historia. Pero los cartageneros, no solo debemos tener pasado, sino también un mejor presente y futuro. Ya que a pesar de tantos años, aún no hay nada que celebrar, porque nuestro Distrito Especial de Cartagena; se ha convertido en una bomba social y su gente está que explota.
Esto no se justifica, siendo una de las ciudades del mundo que evoca historia, romanticismo, elegancia, diversión y belleza natural. Es el destino más visitado por extranjeros en Colombia y uno de los favoritos para los nacionales que desean disfrutar y pasar vacaciones agradables en su país. Cartagena tiene lo suyo para aquellos turistas que buscan relajarse en un lugar cómodo y consentirse por un tiempo. Es Sede de Grandes eventos.
Sin embargo, la insatisfacción es explicable, debido a la evidente discriminación, la pobreza, el desempleo galopante, la inequidad, la exclusión e injusticia Social, la crisis de valores humanos, la intolerancia, la violencia intrafamiliar, la inseguridad ciudadana, los malos y caros servicios públicos domiciliarios, la desfinanciación de los Macroproyectos, la mala calidad de la educación y salud pública, la frágil infraestructura, la deficiente movilidad, el déficit de vivienda digna, los altísimos costos de la canasta familiar, la carencia de oportunidades y en general la escasa Inversión Social.
Existe un cinturón de miseria tugurial que circunda la ciudad de este a oeste y de norte a sur; cuyo cuerpo se ensancha más en las faldas del Cerro de La Popa, Loma del Marión, en las orillas y hasta en el propio seno de la Ciénaga de la Virgen, el Pozón; sin olvidar la zona Sur con Henequén, Nelson Mandela y otros sectores que sería prolijo relacionar. Los mendigos y habitantes de Calle que transitan a diario. El crecimiento de la economía del rebusque. La creciente ola de atracos, fleteos, raponazos, hurtos y asaltos de los cuales son víctimas los habitantes de la ciudad, por delincuentes, a costa de su propia vida y de las ajenas.
Se precisa, que si los cartageneros no queremos seguir lamentándonos en las Redes Sociales y en los tertuliaderos del descontento con nuestros gobernantes. El momento histórico es propicio para pellizcarnos duro, reaccionar y actuar en consecuencia; para salir pronto de la crítica situación política, social, económica, cultural, ambiental y administrativa que nos viene afectando, antes que Cartagena sea considerada como una ciudad fallida, como resultado de la vertiginosa corrupción y politiquería, la crisis de confianza, credibilidad, legitimidad y gobernabilidad.
Y es que el ejercicio del gobierno, conlleva asumir una gran responsabilidad social y política, lo cual está condicionado por las circunstancias, por un lado, y la capacidad real que el dirigente tenga para gobernar esas circunstancias, determinando la eficiencia, eficacia y efectividad del gobierno y su éxito como gobernante. Enfrentar las circunstancias hace imperativo el uso de la Planificación. Y ésta no se adquiere en la Tienda de la Esquina.
Gobernar y hacer política implica enfrentar dificultades, resolver e intercambiar problemas. Pero es esencial la voluntad política y administrativa, el talante, la sensibilidad social y el verdadero compromiso del gobernante. De ello hemos padecido mucho.
Por ello, el Perfil de un buen gobernante es aquel o aquella que: gobierna de forma democrática, asumiendo que la Democracia Participativa es parte de la cultura del pueblo; armoniza poder, autoridad y liderazgo; promueve la Descentralización de la Administración, la Participación de la Sociedad Civil y otros actores políticos, sociales, económicos, académicos, sindicales, cívicos, comunales y comunitarios. Promueve el cuidado del medio ambiente; respeta los derechos humanos; busca la Equidad de Género y la Igualdad de Oportunidades; mejora la calidad de vida de sus representados; realiza una Planificación Participativa y Efectiva. Ojalá que en las próximas elecciones no nos equivoquemos en la escogencia de los Congresistas, Presidente de la República y posteriormente las autoridades de nuestro territorio y de las Localidades.
Por: Benjamín Maza Buelvas.