En el Distrito de Cartagena y Colombia entera, estamos inmersos en una democracia participativa y representativa, donde necesariamente se permite que unas personas representen los intereses generales del pueblo y los conviertan en decisiones públicas que afectan a todos y todas, tanto a electores como a abstencionistas. Así que los problemas tenemos que combatirlos, si no lo hacemos en forma cohesionada, empeoran indudablemente.
La cultura política en una sociedad depende, básicamente, de la claridad y sinceridad con la que hablen los políticos; del rigor, la independencia, objetividad e imparcialidad con que nos informen los Medios de Comunicación y Redes Sociales, y finalmente, de la intención que tengamos los ciudadanos para comprender y discernir entre lo que unos y otros digan y se comprometan. Aunque infortunadamente, la mayoría de los políticos tienden a mentir, manipular y engañar. Es clave el papel y la actitud protagónica que asuma el elector. Debemos entonces, acudir a las urnas masiva y conscientemente.
Construyamos nuestro destino, cambiando de actitud política, porque las actitudes son las que construyen o destruyen el presente y futuro de los pueblos. El voto se debe valorar y dignificar. Votemos autónomamente, con sensatez política, con independencia mental y con la convicción de acertar. No ser indiferentes, apáticos, conformistas ni abstencionistas; porque las decisiones que toma nuestra clase política; queramos o no; afectan directa e indirectamente tanto al que vota como al que no vota.
La solución no puede seguir siendo criticar y quejarse de las consecuencias. Mientras siga la feria de los votos entre financistas, inversionistas y necesitados, sin que primen otros criterios, no esperemos resultados diferentes. Lo correcto es votar, por el candidato que por su formación, trayectoria y compañías; inspire la admiración de las personas, sin discriminación alguna. Que posea una visión, convicción, compromiso, independencia, transparencia, autonomía o idea clara de los problemas principales que afectan la familia y la sociedad, y cómo solucionarlos.
Urge dignificar el ejercicio de la política y el desempeño de los cargos públicos, procurando rescatar la credibilidad, la confianza, los principios, los valores y liderazgo perdido. Rechacemos la compra – venta de votos de la gente, pobre y vulnerable. Es preciso, no seguir apoyando candidaturas cuya única Carta de Presentación sea el poder económico, la estirpe social o el apoyo condicionado de los caciques políticos. No olvidar, que el monopolio del poder político y económico, es directamente proporcional al flagelo de la corrupción, la politiquería, y a los abusos de la posición dominante.
Lo más inteligente, es votar siempre a conciencia por quien considere la mejor opción, o si no hay, vote en blanco, pero vote. Nada justifica tanta abstención electoral en Cartagena. Si vota responsablemente, puede contribuir a erradicar las malas prácticas politiqueras, la corrupción del elector y a desmotivar a sus patrocinadores. En cambio, si eres indiferente, apático y abstencionista, estás dejando que otros decidan por ti y la mala situación siga igual o peor.
Inconcebible que con tanto apoyo, el Alcalde Electo, sólo haya obtenido el 9.6% del censo electoral. Lo que indica que la elección de nuestros gobernantes y representantes es legal, pero ilegítima. Por no tener el respaldo mayoritario de los electores en capacidad de votar. En los países donde existe verdadera Democracia Participativa, los pueblos viven momentos decisivos en tiempos de elecciones. Aquí nos falta mayor cultura política. Porque se puede afirmar que el voto es uno de los actos de mayor responsabilidad social.
Sólo si el elector participa responsablemente, se pueden transformar las malas prácticas políticas y administrativas dominantes, y cristalizar la intención de enaltecer el ejercicio de la política; rescatar la credibilidad y confianza en nuestras dirigentes e instituciones, y lograr la gobernabilidad perdida. Quinto Guerra, tiene la histórica e inexcusable responsabilidad de analizar, interiorizar, sintetizar, priorizar y aplicar adecuadamente los recursos del tesoro público. Porque un buen Alcalde debe tener voluntad política y administrativa para gobernar y gerenciar con lujo de competencia. Pero esencialmente; sensibilidad social, independencia, transparencia, eficiencia, eficacia, efectividad y grandeza.
Por: Benjamín Maza Buelvas