Quedan poquitos días para discernir con sensatez, reflexionar y decidirse a votar libremente, por el mejor perfil, talante, carácter, trayectoria, acompañantes, valores éticos, propuestas, voluntad política y administrativa, sensibilidad social, vocación de servicio y equipo multidisciplinario. Y por el que asuma el compromiso ineludible de cumplirle fielmente a Colombia entera.
Este domingo 27 de mayo de 2018, tenemos la gran responsabilidad y oportunidad histórica de elegir al nuevo Presidente y Vicepresidente. En lo cual no podemos improvisar ni equivocarnos. Por eso, no debemos votar por los mismos con las mismas, o los mismos en cuerpo ajeno. A sabiendas que Duque y Vargas Lleras, representan lo mismo de lo mismo. Porque sólo defienden intereses particulares y de grupos económicos. Ya sus representantes cumplieron su ciclo y lo que hicieron fue defraudar al pueblo. Sólo merecen el rechazo de la ciudadanía.
No debemos seguir apoyando candidaturas cuya única Carta de Presentación sea el poder económico, el linaje o el respaldo condicionado de los caciques políticos. Prohibido olvidar, que el monopolio del poder político y económico, es directamente proporcional, al flagelo de la corrupción, politiquería y abusos de la posición dominante. Duque y Vargas Lleras representan lo mismo. Desean hacer trizas el Acuerdo de Paz y acabar con la institucionalidad. Pastrana y Uribe gobernaron al país durante eternos y catastróficos doce (12) años. Santos durante ocho (8) años. Y lo único positivo es lo referente al Acuerdo de Paz. Vargas Lleras y Duque, han estado en todos esos retrógrados gobiernos.
El pueblo consciente, coherente y consecuente, no debe aceptar la mediática polarización que los sectores dominantes han querido infundir, propiciar y difundir. Sólo para desprestigiar sin fundamento, al Candidato, Gustavo Petro, quien está proponiendo un Gran Acuerdo sobre lo Fundamental, sin exclusión ninguna, y la aplicación adecuada de la Constitución de 1991. Porque la han venido incumpliendo desde su vigencia. Siendo rica en derechos y deberes, y propugna una verdadera Democracia Participativa, priorizando el Bien Común.
Petro, ha comprobado con el lleno multitudinario de todas las plazas y escenarios del país; que el pueblo quiere que sea su Presidente. Entonces, no podemos ser sólo espectadores, tenemos que ser protagonistas y decisivos en la elección del nuevo Presidente, para defender el presente y futuro de Colombia. Petro sería el segundo Presidente caribeño, porque los andinos, siempre han heredado el poder. Asimilemos y apliquemos, que en cada elección nos jugamos una vez más, el curso colectivo de nuestras vidas, la de nuestras familias y futuras generaciones.
Los colombianos tenemos que asumir el inaplazable e indelegable reto de unirnos, organizarnos, indignarnos y actuar consecuentemente; para elegir un Presidente confiable; que encarne los intereses del pueblo, con los méritos, las cualidades y calidades humanas necesarias y suficientes que debe exigirse a los gobernantes; que merezcan ostentar tamaño empoderamiento y dignidad de ser voceros genuinos representantes de la Nación.
Pero es sólo con el voto mayoritario del elector, que el pueblo puede presionar la definición de las transformaciones a fondo que el país requiere, comenzando por el rescate de la credibilidad, la legitimidad y la confianza de los gobernados en las instituciones democráticas del Estado y poder reducir la Desigualdad, la Inequidad, la Exclusión y Discriminación, e instauración de la tan anhelada Justicia Social. El domingo no hay excusas, para dejar de votar por la mejor opción, que indiscutiblemente es, el gran líder demócrata, progresista, humanista y estadista, Gustavo Petro.
Si acaso Petro no gana en Primera Vuelta. Petro, Fajardo, De La Calle y demás Fuerzas Progresistas; tienen que concretar una obligante coalición ganadora en Segunda Vuelta. Recordemos que si no nos unimos, nos hundimos. Lo cual lo condenaría el pueblo. Porque sería falta de humildad y grandeza. La suerte de Colombia, siempre debe estar por encima de los egos, los resentimientos y las ambiciones personales o partidistas. Esta es la mejor e irrepetible oportunidad de elegir un Presidente auténticamente Popular, truene, llueva o relampaguee.
Por: Benjamín Maza Buelvas