Su Proyección hizo parte del diseño hecho por Bautista Antonelli en 1595, y su construcción fue llevada a cabo por Cristóbal de Roda, quien le hizo modificaciones, aumentando su proporción. Fue llevado a feliz término por el gobernador y Maese de campo Francisco de Murga quien lo complementó con una obra externa o “tenaza” que prolonga las obras dándoles mayor profundidad. Este baluarte presenta asimetría en las magnitudes de sus flancos y caras, debido a las características geofísicas del sector. Después del estado en que lo dejó Pointis en 1697 fue reconstruido por Juan de Herrera y Sotomayor entre 1718 y 1719. En el siglo XVIII le hace unas reformas Herrera reparando uno de sus flancos, la plaza baja y la galería de comunicación. A fines del siglo Arévalo construye el Espigón, el Revellín y las Bóvedas.
Dentro de este se encuentra el museo de las fortificaciones que consiste en mostrar las características físicas de las murallas, su edificación e interventores, es de acceso gratuito.