Actualmente se viene discutiendo en el Concejo Distrital de Cartagena, el llamado Plan Maestro de Educación (PME) con miras al 2033. Proyecto presentado quizás apresuradamente a consideración de la Honorable Corporación Pública, por parte del Alcalde encargado, Sergio Londoño, por conducto del Secretario de Educación. Dicho PME tiene el rechazo tanto de los directivos sindicales, como de la mayoría de los directivos docentes y docentes del Distrito.
Lo que indica que no ha habido la suficiente y necesaria concertación, apropiación y socialización previa con todos los actores que les incumbe este propósito. Porque no interpreta fielmente el sentir y los requerimientos necesarios. Nuestra Carta Política es muy clara y la Ley General de Educación no se puede supeditar al querer de la Administración Distrital. Es inaplazable que se garantice la calidad de la educación pública, debido a que la educación no es cuestión de poca monta, es un asunto de todos y todas.
La educación es considerada la clave del desarrollo de los pueblos. Por tal razón los Educadores tienen que reaccionar y actuar en sinergia, debido a que a que se les suele enrostrar injustamente a los docentes, la mala calidad de la educación pública, sólo con el propósito de desacreditar al gremio magisterial; exponiéndolos a la estigmatización de las familias y sociedad. No es justo, porque la calidad de la educación, es asunto de todos y todas. Culpables son: el Estado, la Familia, la Escuela, la Sociedad y en muchos casos, los mismos Estudiantes.
Lo cual significa que la educación que se imparta debe ser para aprender a pensar, razonar, analizar y comunicar bien las ideas; pertinente, armónica, sostenible, competitiva y para el trabajo digno y decente. En ese sentido, la verdadera calidad educativa sólo se consigue, transformando profundamente el sistema educativo, y para ello, es imprescindible que el Estado tome medidas estructurales e integrales que modifiquen la discriminación y exclusión de nuestro modelo educativo.
Nuestro sistema de educación no es equitativo ni incluyente, porque se le brinda formación de primera a los estratos altos y de quinta a la inmensa mayoría de la población pobre y vulnerable; ya que las apropiaciones y ejecuciones presupuestales en materia de educación pública son insuficientes e inadecuadas, para corregir la deficiencia y las falencias del sistema educativo reinante. Lo demás se convierte en afán de figureo, pura retórica y sofismas de distracción que afectan sensiblemente las expectativas y los más caros intereses del pueblo.
Apremia entonces, cerrar definitivamente la brecha entre ricos y pobres. Debe empezarse porque la educación pública sea verdaderamente gratuita y obligatoria en los estratos 1, 2 y 3. Desde el Preescolar hasta la Universidad. Que exista como en la educación privada tres (3) años de Preescolar. Los estudiantes no tienen por qué pagar, en las instituciones estatales, no deben cancelar matrícula, derechos académicos ni costos complementarios; pasando por la dignificación de la profesión docente. Es inconcebible, que todos los años haya problemas con la contratación de la vigilancia, alimentación de los niños y aseo de las instituciones, etc.
Es incuestionable, que los estudiantes del sector público; gozan de pocos estímulos, que les garantice que vale la pena estudiar y prepararse para cristalizar sus sueños de ser un buen profesional y convertirse en un agente de cambio y prosperidad en la sociedad, porque carecen de oportunidades y no encuentran espacios donde ejercer dignamente su profesión, lograr su Proyecto de Vida y realizarse personalmente.
Se pretende entonces, que nuestros gobernantes y dirigentes políticos, asimilen que la educación debe ser prioridad del gobierno y una política integral de Estado, e interiorizar que no es un Gasto; sino la Inversión Social y Humana más valiosa que debe hacer el Estado, porque es la base del desarrollo y prosperidad del país. Y comprender categóricamente, que la clave para cristalizar la excelencia de la calidad en la educación pública; es implementar un proceso de construcción de políticas públicas educativas, que dinamicen la responsabilidad social y empresarial. Los docentes deben ser valorados merecidamente.
Por: Benjamín Maza Buelvas