Al vencerse el plazo para la inscripción de Candidatos al Senado y Cámara de Representantes, el pasado lunes 11 de diciembre. No hay derecho, no se justifica, que la mayoría de los partidos y movimientos políticos, hayan inscrito las candidaturas de los mismos con las mismas, o de los mismos en cuerpo ajeno.
Porque están convencidos de la ingenuidad, pasividad, insensatez, olvido e inconsecuencia de los electores. Aunque todavía tienen la oportunidad de hacer los cambios y rectificaciones en sus listas, hasta el lunes 18 del presente mes. Por eso, la ciudadanía tiene que reaccionar para no seguir reeligiendo y empoderando, a aquellos que no han cumplido fielmente con sus compromisos de campaña, ni tampoco han ejercido cabalmente sus funciones y competencia legislativas.
Aquellos que fueron inscritos sin la anuencia del elector, hay que ignorarlos y no apoyar la imposición de ese tipo de Candidaturas, escogidas en conciliábulos. Debido a que este estado de cosas, deben transformarse para bien de Cartagena, Bolívar y Colombia entera. La idea es descartar a los mismos con las mismas. Sabemos que dentro de las listas de candidatos, también hay luchadores incansables y con sensibilidad social y humana.
Los electores nunca deben olvidar, que muchísimos de los elegidos, desde el momento en que se les entrega la Credencial; sufren de metamorfosis, se transforman como por encanto, padecen de amnesia y se olvidan de los electores que lo eligieron y empoderaron con su voto. Luego no conocen, no saludan, no contestan el teléfono ni los mensajes, no atienden, se vuelven arrogantes y mucho menos gestiona la solución de la problemática que aqueja a las comunidades. Tampoco cumplen con los compromisos adquiridos. En conclusión, hay que discernir con claridad meridiana antes de elegir, para no equivocarnos más al votar y elegir a nuestros Congresistas, el domingo 11 de marzo de 2018.
No olvidar que al establecerse el Estado Social Democrático de Derecho en la Constitución de 1991, la Participación Ciudadana, se convirtió en la herramienta idónea para materializar la justicia, la libertad y la igualdad. Para superar los privilegios, la exclusión, la desigualdad, las injusticias y los atropellos, y además, porque la Inclusión Ciudadana nos acerca a una mayor convivencia armónica y pacífica; y a un mutuo respeto por los derechos humanos universales y a la construcción, en la diferencia y diversidad, de una Cartagena y una Colombia comprometida con la dignidad humana.
Hemos insistido, persistido y no desistiremos en recordar que la clave para votar bien, es que los electores actuemos unidos y organizados, respaldando sólo a verdaderos líderes y lideresas para las Corporaciones Públicas, que tengan propuestas viables y realizables y compromisos claros en gestionar la solución de los problemas que afectan al pueblo. Con ese fundamento, entonces SÍ, podemos decidirnos a ejercer libre, autónoma, democrática y legítima, el derecho y responsabilidad de votar, en forma masivamente, arrolladora y contundente; con la firme e irreversible convicción, que el elegido es la mejor alternativa.
Nuestra Democracia Participativa, no pasará de ser una simple retórica; mientras no existan gobiernos y dirigentes políticos comprometidos en generar las condiciones para la Participación Efectiva de la ciudadanía, y además, la mayoría de las Organizaciones Sociales preparadas, activas y conscientes de sus derechos a conquistar, y de los deberes que deben cumplir, para hacer realidad los postulados democráticos. Ojalá se erradique también de las campañas, la guerra sucia, la intolerancia, el desprestigio de la competencia y cualesquier tipo de cizañas, amenazas de palabras o hechos. Porque en política se combate las ideas y no a las personas.
Debemos aunar esfuerzos y voluntades, trabajar en sinergia y coadyuvar en la culturización política de la ciudadanía, para poder ser protagonistas y determinantes en la elección de nuestros Dirigentes y Gobernantes. Siempre recordemos que la política es una actividad conexa e inherente al Ser Humano, y como tal, es una rama de la ética y la moral, cuyo objetivo es servir a la gente, por lo que se debe ejercer dignamente y con lujo de competencia. Pues, no se trata de andar después, lamentándonos de nuestra asfixiante problemática, criticando, renegando y echándole la culpa en los tertuliaderos únicamente a los gobernantes y dirigentes políticos de turno.
Por: Benjamín Maza Buelvas