El nuevo Alcalde o Alcaldesa Distrital, debe tener claridad hacia dónde va. Es decir, cuáles son sus objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo, precisando cuál es su Misión y Visión, Políticas Públicas y Estrategias, a aplicar durante su Gobierno, para empezar a solucionar nuestra problemática.
Porque los Alcaldes deben ser eficientes, eficaces y efectivos; transparentes en acciones y compromisos principales con Cartagena y sus comunidades. A la ciudadanía no le debe bastar su elección, sino también participar en simbiosis, hacer seguimiento a la gestión, exigir Rendición de Cuentas Claras y el adecuado desarrollo del Control Social.
Si deseamos lograr mejores resultados, tanto el Alcalde como la propia ciudadanía, tienen que hacer equipo, aunar esfuerzos y voluntades, para que se puedan cumplir los compromisos adquiridos durante la campaña, plasmados en el Programa de Gobierno y en el Plan de Desarrollo Distrital; porque sin duda, el Bienestar Común es lo que más debe importar. De lo contrario, es imposible llevar a cabo las Inversiones Sociales, las Obras y Servicios, Macroproyectos prioritarios que garanticen el desarrollo armónico sostenible y competitivo.
Por eso, la grave crisis que padecemos, no debe quitarnos la fe y esperanza de que Cartagena sí tiene solución. Dejemos el pesimismo. Porque quien no lucha, ya está vencido. Todavía somos mucho más los buenos que los malos. . Hay es que gobernar bien para superarla y mejorar. Aquí contamos con buenos líderes y lideresas. Luego, la crisis de Gobernabilidad debe suponer una oportunidad y debemos aprovecharla para asumir un gran compromiso ciudadano entre todas las Fuerzas Vivas del Distrito, que sirva para construir una Cartagena mejor y vigorizada. Si no es así, seguiremos presos de nuestros errores y habremos perdido, quizás, la más significativa oportunidad de sacarla adelante.
Es el momento propicio de la Política bien entendida, de efectivas decisiones y no de los gestores; de trazar una nueva estrategia, construir acciones de futuro, proponer soluciones estructurales e integrales, imaginativas propias, anticiparnos a los hechos, sumar, consensuar y liderar un cambio positivo, pensando en la presente y nuevas generaciones. Y por supuesto, comunicarlo, socializarlo y fundamentarlo; construir un relato de trabajo, superación y esperanza que aporte credibilidad y la necesaria confianza para afrontar las transformaciones en las corruptas prácticas políticas y administrativas existentes.
Todo esto no será posible lograrlo, si además, no revisamos prioridades y recuperamos los valores éticos fundamentales, enterrados bajo la sociedad de lo efímero, individualista, egoísta, avara, envidiosa, intolerante, excluyente, hedonista e hiperconsumista que no valora el Ser, sino el Tener. Un buen Alcalde tiene que interiorizar y aplicar, que sin salirse del marco legal, tanto el liderazgo, como la autoridad y el poder son para ejercerlos.
Priorizar el sentir y la solución de las necesidades de Cartagena, debe ser el sagrado e inviolable compromiso del nuevo Alcalde.
Debemos construir una sociedad que se guíe por las infalibles virtudes éticas clásicas de la justicia entendida como Equidad e Inclusión, la fortaleza como capacidad de tomar decisiones, la templanza como control personal y la austeridad, la prudencia y la humildad como reflexión. Se requiere un Alcalde capaz de disputarse en el concierto nacional el espacio que le ha venido negando el centralismo asfixiante a Cartagena; por falta de sinergia, de sensibilidad social, de liderazgo, capacidad de gestión y de voluntad política de nuestros dirigentes. Así las cosas, los cartageneros reclamamos y merecemos que el nuevo Alcalde, lidere, coordine y oriente dignamente nuestro destino, con su conocimiento, voluntad e inexcusable compromiso.
El próximo Alcalde, tendrá que ocuparse en aportar sus ideas, su trabajo y propuestas concretas; procurando siempre liderar, coordinar y orientar a su Equipo Multidisciplinario de Gobierno, para mejorar este estado de cosas. Y las Organizaciones Sociales, en especial, la Dirigencia Cívica, Comunal y Comunitaria, y el pueblo cartagenero en general; no debe olvidar, que sólo con la Unidad, la Organización y la Acción; puede conquistar sin más dilación sus derechos y reivindicaciones políticas, económicas, sociales, culturales y ambientales.
Es fundamental que el nuevo Alcalde, no se tuerza, no se elitice. Por el contrario; asimile, se apropie y aplique; esté comprometido y convencido de la trascendencia de la reactivación, apoyo, fortalecimiento y defensa del Proceso de Participación Ciudadana, de la Descentralización Administrativa, Fiscal y Política del Distrito. Además, del cumplimiento de la implementación del Acuerdo Final, del Bien Superior de la Paz. Y que nos urge también, una Reestructuración y Modernización del Funcionamiento de la Administración Distrital.
Por: Benjamín Maza Buelvas