En Vez de Lamentos, Reclamación de Derechos

Para desdicha, discriminación y mayor desigualdad de nuestra Región Caribe, en el Presupuesto General de la Nación, aprobado por el Congreso, para la vigencia fiscal de 2018, hay una disminución aproximada, de 2 billones de pesos, comparada con la presente vigencia, los que deben destinarse a Inversión Pública.

Infortunadamente, la bancada caribeña, en vez de unirse y reclamar firmemente nuestros derechos, y luchar en sinergia por su justo incremento; lo que hacen es lamentarse. A sabiendas que el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y el Presidente Santos, no han sido consecuentes con la asignación presupuestal, ni equitativos con la Ejecución de Obras y Macroproyectos prometidos, que en justicia corresponde a nuestra Región.

Al contrario, hacen graves recorte con la excusa de la crisis económica. Como lo ocurrido con la partida para Juegos Naciones, Transcaribe, Educación, etc. Luego, apremia que nuestros dirigentes y gobernantes, conjuntamente con las Fuerzas Vivas del Caribe, definan y lideren un Gran Compromiso, para erradicar el Centralismo Asfixiante, porque históricamente han venido cercenando la autonomía territorial, el Proceso de Participación Ciudadana y de Descentralización Administrativa, Fiscal y Política, consagrado en nuestra Constitución; profundizando la Desigualdad entre las Regiones.

Es evidente entonces, que nuestros congresistas, no vienen cumpliendo fielmente con sus responsabilidades, con el pueblo que los eligió y empoderó, existiendo un descontento generalizado por las decisiones impopulares que la inmensa mayoría de los Senadores y Representantes a la Cámara de origen Caribeño y bolivarense en particular, suelen tomar.

Indudablemente, les ha faltado grandeza, por su escaso liderazgo, trabajo en equipo con los gobernantes, Organizaciones Sociales, Comunales y mayor capacidad de gestión parlamentaria en el ámbito nacional, autonomía e independencia mental al ejercer el control político y votar las Proposiciones y Proyectos de Ley.

No se justifica, que aún nuestros Congresistas, ante la gravísima crisis de gobernabilidad que aflige a Cartagena, no se hayan pronunciado contundentemente en forma individual o colectiva, asumiendo posiciones claras, sustentando alternativas viables de solución y presentando salidas a esta crisis política, administrativa y de bajos índices de ética y de valores humanos.

Hay que rescatar la coherencia de nuestra clase dirigente, para que cumplan con el compromiso adquirido con los electores y las comunidades en general; erradicando la politiquería, el clientelismo, el amiguismo, el nepotismo y la corrupción.

Como se acercan las elecciones, el desafío de los votantes, debe ser reaccionar, para decidirse a elegir a los mejores hombres y mujeres bolivarenses al Congreso.

Ya que el artículo 133 de nuestra Constitución, contempla que, “los miembros de los cuerpos colegiados de elección directa representan al pueblo, y deberán actuar consultando siempre la justicia y el bien común… El elegido es responsable políticamente ante la sociedad y frente a sus electores del cumplimiento de las obligaciones propias de su investidura”.

Prohibido olvidar, que nuestra Carta Magna estipula que Colombia es un Estado Social de Derecho, organizado en forma de República Unitaria, Descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general. Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, y dentro de los límites de la Constitución y la ley.

En tal virtud tendrán los siguientes derechos: 1. Gobernarse por autoridades propias. 2. Ejercer las competencias que les correspondan. 3. Administrar los recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones. 4. Participar en las rentas nacionales. Esto no debe ser Rey de burlas.

Si se toma el subdesarrollo económico y social de la Región Caribe en comparación con la Región Andina de Colombia, dentro de un período histórico que abarca aproximadamente un siglo, desde la creación del Centralismo hasta la época actual. Entonces, no debemos seguir apoyando candidaturas cuya única carta de presentación sea el poder económico, el abolengo o el respaldo politiquero condicionado.

Pues la actividad política debe enaltecer y no envilecer a los dirigentes y gobernantes. Luego, es inaudito que los electores, nos volvamos a equivocar en la decisión de elegir, sólo a aquellos Candidatos comprometidos con Cartagena, Bolívar y la Región Caribe.

Por: Benjamín Maza Buelvas

 

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