No ha sido rescatado aún el Galeón San José pero ya diversas naciones –entre ellas España- semejantes a aves carroñeras, revolotean alrededor del cadáver de oro. Todas aducen derechos sobre el mismo pero…
TODOS CONOCEN LA HISTORIA
Colombianos, peruanos, bolivianos y españoles, conocen a la perfección la vida pasión y muerte de la famosa nave, desde cuando fue construida por la familia Eslava y Pedro de Aróstegui, zarpó hacia el Mar Caribe y después de navegar durante un mes, llegó a Cartagena.
A causa de la Guerra de Sucesión Española, entre 1701 y 1713, la salida de barcos hispanos había sido restringida, dado que las aguas del Caribe estaban infestadas de piratas ingleses, pero se requería con urgencia enviar dinero a la Corona; por ello, se determinó que la Armada del Conde de Casa Alegre –con el Galeón San José- partiera hacia Panamá a la Feria de Portobelo y luego retornara a Cartagena y más tarde ir a Cádiz.
Una vez finalizado el evento y que se planificara el regreso hacia la Nueva Granada, se sabe que Manuel de Oms y de Santa Pau, Marqués de Castelldosrius –Virrey del Perú- había aportado un estimativo de 1.7000.000 pesos de la época, proveniente de las minas de oro del Perú y de plata del Potosí en Bolivia, pero que en Cartagena, se iba a recoger una suma muy superior en oro y piedras preciosas.
Cuando el barco partió hacia Cádiz, se dice que “solamente en el San José había 11 millones de monedas de 8 escudos de oro y plata, cuyo valor se aproxima a los 5 mil millones de dólares”
A esto habría que sumarle una cantidad indeterminada de “piedras preciosas y múltiples tesoros americanos”, de acuerdo con lo que dicen los historiadores.
La Corona Española necesitaba con urgencia ese dinero; sus arcas estaban exhaustas a causa de la Guerra de Sucesión y tanto ella, como su aliada Francia, estaban cercadas por Inglaterra, Países Bajos, Portugal y Alemania, que a toda costa querían evitar la llegada al trono de un nuevo Borbón. Con un poder similar al de Carlos I de España y V de Alemania en el siglo XVI.
Se conoce que el Almirante José Fernández de Santillán –Conde de Casa Alegre y comandante del San José- fue atacado por una expedición inglesa al mando de Comodoro Charles Wager en aguas de la isla de Barú.
Su flota de 20 naves, en las que viajaban 600 personas -400 pasajeros y 200 tripulantes- fue vencida por los británicos y el San José hundido por el Expedition, que era comandado por el propio Wager.
200 TONELADAS DE ORO, 5000 MILLONES DE DÓLARES Y MUCHAS PIEDRAS PRECIOSAS, MUEVEN PAÍSES: ESPAÑA RECLAMA DERECHOS SOBRE EL TESORO
Las tímidas exigencias hechas por peruanos y bolivianos sobre el hallazgo, palidecen ante las feroces reclamaciones de los españoles:
– El tesoro del galeón San José hallado en Colombia es sin duda español, porque la bandera del buque de Estado prevalece sobre cualquier otro argumento- sostiene José María Moncasi de Alvear, descendiente del almirante Diego de Alvear, que estuvo al mando de la fragata Las Mercedes, hundida en 1804.
Por su parte, el Secretario de Estado de Cultura de España afirma que:
-El Gobierno español va a solicitar al colombiano una información precisa acerca de la aplicación de la legislación de su país en la que fundamenta y justifica la intervención sobre un pecio –restos de la embarcación- español”.
PERO… ¿SÍ TIENE DERECHO ESPAÑA PARA EL RECLAMO?
Según el exministro de Estado e historiador barranquillero, Rodolfo Segovia, hay algunos antecedentes. Uno de ellos es el fallo de Estados Unidos en contra de la Odissey, firma que rescató del fondo del mar el pecio –restos- del Nuestra Señora de las Mercedes, buque de guerra español, hundido por los ingleses en 1804.
El tesoro hallado en la barco era de “500 000 monedas de plata y oro (reales de a ocho y escudos, todos ellos de la época de Carlos IV y acuñados en Lima, Perú en 1803)” y causó un litigio entre España y la Odissey, compañía rescatista.
España triunfó basándose en una norma internacional que señala un buque de Guerra, siempre pertenecerá a su país de origen, aún en el fondo del mar.
– España presentó una demanda en la corte gringa para tratar de secuestrar ese dinero, con el argumento central -y aquí es donde se afecta lo nuestro- de que se trataba de un buque de guerra y que por lo tanto pertenecía a la Armada española. Según el desarrollo del derecho internacional reciente, los buques de una Armada de Guerra no dejan de pertenecerle sino cuando la Armada, específicamente, declara que ya no existe. En el caso de este naufragio nunca lo hizo- señaló el historiador.
Pero hay quienes sostienen que antes que pedir, España debería “indemnizar a América Latina por los tesoros que se llevaron y los perjuicios causados durante la Colonia”