Los miembros del Congreso de la República. Es decir, (Cámara de Representantes y Senado), como representantes elegidos por el pueblo, deben actuar en su cargo, consultando siempre la justicia y el bien común. Por lo cual son responsables políticamente ante la sociedad y frente a los electores que los empoderaron, para el fiel cumplimiento de las obligaciones propias de su investidura.
Pero infortunadamente, la mayoría de nuestros Congresistas, han sido inferiores a las responsabilidades que la dignidad del cargo amerita, no han cumplido cabalmente con sus funciones y compromisos, les ha faltado grandeza; por no legislar ni ejercer un verdadero control político en favor de los superiores intereses del pueblo y del desarrollo armónico sostenible y competitivo de toda nuestra Nación, sino que se sujetan sólo al querer mediático del Presidente de turno, atendiendo a sus particulares intereses y a los mezquinos y excesivos privilegios de la élite codiciosa del país.
En ese sentido, al existir una histórica y mayúscula deuda social, hay un descontento e indignación generalizada de las ciudadanías libres, por las decisiones impopulares que el gobierno y las denominadas coaliciones mayoritarias gobiernistas, suelen tomar en el concierto nacional, porque esas mayorías gobiernistas, carecen de autonomía e independencia mental, para estudiar, discutir, concertar y aprobar mejores leyes y ejercer el control político; engañando y burlándose, prefiriendo continuar privilegiando y priorizando el monopolio del poder, a los mismos con las mismas o peores vainas de siempre. El elector primario, tiene que interiorizar y aplicar, que en cada elección se juega, el curso colectivo de nuestras vidas y la de nuestra familia. Que la buena o mala elección de los gobernantes y Corporaciones Públicas, incide no sólo en los ganadores, sino también en los perdedores.
Luego, es un imperativo histórico, que las Fuerzas Alternativas, unidas organizadas y orientadas por sus auténticos líderes y lideresas; traten de persuadir a otros Congresistas consecuentes; a que no se tuerzan, no se eliticen, ni le fallen al pueblo, ya que urge diseñar e implementar una estrategia efectiva, para hacer el seguimiento y control de la actitud y desempeño, no sólo del gobierno, sino también del Congreso de la República, que permita detener, derrotar y hundir definitivamente, este trágico engendro del gobierno de Duque-Uribe. Debido a que las decisiones que vayan tomando los Congresistas durante su período, y específicamente, relacionado al nefasto Proyecto de Ley de Reforma Tributaria, disfrazada de Ley de Financiamiento, son de mucho alcance.
Y los Medios de Comunicación que obedecen nada más a los intereses de sus dueños, distraen a la opinión pública sólo con el gravamen a la Canasta Familiar y no resaltan los otros venenos de la Reforma, como es bajar la base de las Retefuente y los deducibles a Pensionados y Trabajadores. Para disminuir impuestos a Grandes empresas, Multinacionales y Empresarios. Así que terminarán aprobándola como siempre a pupitrazo limpio, si la ciudadanía se descuida, en medio de los festejos de fin de año y no sale con dignidad a las calles, a defender sus derechos. Porque esta es una Reforma Tributaria macabra en contra del pueblo pobre y vulnerable.
Pero a pesar que es el gobierno, por conducto del Ministro de Hacienda Carrasquilla, quien ha presentado dicho Proyecto de Ley, a consideración del Congreso; es a las respectivas Comisiones y Plenarias de Cámara de Representantes y Senado; a quienes le compete analizar, discutir, debatir y aprobar o improbar las leyes. Lo que significa que Duque-Uribe-Carrasquilla, únicamente puede lograr que se apruebe y se convierta en Ley esta infamia en contra del pueblo; si cuenta con la complicidad y apoyo de las denominadas mayorías gobiernistas del Congreso de la República de Colombia.
Por: Benjamín Maza Buelvas