En Colombia se suele criticar a la clase política, por intentar abordar individualmente, la solución a la problemática que nos afecta. El protagonismo individual, la envidia, los celos infundados, el egoísmo, la codicia, los intereses particulares y de grupos, la exclusión social, la intransigencia, la falta de sinergia y la incapacidad de trabajar en equipo, para lograr buenos resultados.
Eso ha hecho carrera y mucho daño a los avances de nuestra Nación; lo cual es tiempo de cambiar; con el liderazgo, la capacidad de gestión, la sinergia, la orientación, la concertación y el compromiso del próximo Presidente que elijamos en forma democrática, legítima y contundente el domingo 17 de mayo; mediante un Gran Acuerdo Sobre Lo Fundamental, con los sectores representativos. El candidato que lo propone se llama Gustavo Petro. Fajardo, De La Calle y demás Fuerzas políticas consecuentes, deben concretar una Alianza con Gustavo Petro. Ya que el pueblo así lo quiere. Apoyemos siempre la mejor opción de gobierno.
Porque desde hace muchos años el panorama colombiano es sombrío. Pero en las últimas dos décadas se ha agudizado. Por la polarización y repetición de 20 años de gobiernos en contra de la inmensa mayoría de la población, en contra del Bienestar Común. No se justifica que se siga priorizando y privilegiando el Tener ante el Ser. Existen amplias posibilidades de desarrollo, pero se necesita la plena disposición, la unión, talante, voluntad política y administrativa de los gobernantes, de la dirigencia política y gremial, y en general de la sociedad civil de acertar.
Estamos mal en muchos aspectos vitales. Por eso, el modelo de Estado que queremos, debe tener unos objetivos específicos con sus tiempos, lo mismo que fuentes viables, desde lo constitucional, legal, jurisprudencial, económico, social, cultural, ambiental y político para poder lograrlos. La crisis actual, también supone una oportunidad y debemos aprovecharla para construir entre todos, una Colombia mejor y vigorizada. Para disminuir la desigualdad, la exclusión, la falta de oportunidades, la pobreza y la injusticia social. Si no es así, seguiremos presos de nuestros errores y habremos perdido quizás, la más importantíma oportunidad de cambiar.
Gustavo Petro, propone principalmente, la aplicación de lo contemplado en la Constitución de 1991. Pero además, urge cinco (5) reformas para que haya un cambio estructural e integral para una era de Paz: 1. Desmercantilizar la salud pública; 2. Construir un sistema de Universidad pública gratuita y de calidad; 3. Pasar de la economía extractivita a la economía productiva del siglo XXI; 4. Quitarle la política a la corrupción y 5. Una justicia autónoma financiada, independiente de la política. Para ello, se necesita un Gran Acuerdo Sobre Lo Fundamental; porque es evidente que este Congreso no aprobará con celeridad tales reformas.
Asuntos esenciales como la construcción del Bien Superior de la Paz, el combate a la Corrupción en el sector público y privado, la descarada politiquería, el clientelismo e impunidad reinante para ciertos personajes. Se resuelven únicamente, con el diseño e implementación de políticas públicas y estrategias que transformen y reorienten la vida nacional y territorial, con Gobernantes y dirigentes comprometidos, dignificar el ejercicio de la política, porque esto no es cuestión de poca monta. No podemos regresar a pasado de miedo, odio y guerra. Apoyemos entonces al candidato que promueva la justicia social, la armonía, la vida y la Paz. Por lo cual es imprescindible, aunar esfuerzos y voluntades, entre todos y todas; para poder avanzar y lograr los resultados que Colombia quiere, necesita y merece.
Recordemos que las sociedades en el mundo que han alcanzado mayor grado de desarrollo y prosperidad, son aquellas que planificaron de manera concertada, transparente, eficiente, eficaz y efectiva; su Modelo Socioeconómico; lejos de los individualismos, de las mezquindades partidistas y grupistas. Esto debería ser el génesis del gran Acuerdo Programático Sobre lo Fundamental, que Colombia requiere para salir de la crisis que padece. Pero su cristalización depende muchísimo de que los intereses colectivos y generales del pueblo, se privilegien y estén siempre por encima de los intereses personales y grupales.
Por: Benjamín Maza Buelvas